lunes, 10 de septiembre de 2012

Algunos conceptos

Cambiar el mundo

Primer concepto emergente de esta nueva propuesta fue retomar la idea de cambiar el mundo. Nos dimos cuenta que su sola enunciación ponía en crisis a personas y movimientos. Como es una pregunta que la hemos realizado a lo largo y ancho del país en los treinta mil kilómetros recorridos, en los más de 140 talleres dados podemos hablar con fundamento en esta temática. Es increíble como el modelo había logrado borrar del horizonte de nuestras vidas no solo la idea sino la acción efectiva de que el mundo podía ser cambiado. Nos ha pasado también en intercambios de ideas con algunos intelectuales europeos que cuando leían nuestros trabajos, sinceramente nos decían: “hace muchos años que no escuchábamos esta idea de cambiar el mundo”. Esta es nuestra utopía real, el centro de nuestros sueños, lo que nos alimenta lo cotidiano, lo que nos sigue entusiasmando a seguir caminando y pensando.

A partir de este concepto de cambiar el mundo nos pareció importante hablar sobre “El otro país”.

Otro País

Segundo concepto que intentamos desarrollar. Parte de reconocer que en Argentina coexisten al menos dos países absolutamente diferenciados y por que no, antagónicos. Si bien compartimos el mismo territorio, los mismos símbolos y no muchas cosas más, es que preferimos hablar del Otro País, del oculto, del ajeno, del negado. El país de las mayorías, con el cual soñamos, con justicia, con trabajo. Esta es una decisión ideológica que se define en la reflexión de Paulo: “ A favor y en contra de quien trabajamos”. Si vamos a ser cantores y científicos de grandes salones o vamos a bajar a compartir con los hermanos lo que a todos nos pasa. Construir este otro país es la tarea, sin dejar de ver el proyecto que las minorías quieren imponernos.

En síntesis tener en claro cual es nuestro enemigo, pronunciarlo con firmeza y anunciar con nuestras vidas que es imprescindible luchar para mantener la esperanza.

Revolución Epocal

Este concepto nos surgió a partir de nuestro paso por la provincia de Neuquén. Con todas sus contradicciones, la lucha que las compañeras y compañeros han venido sosteniendo contra el modelo, siempre se constituyó en un ejemplo para todos nosotros. El concepto de revolución también fue ampliamente bastardeado por el modelo capitalista. Sin embargo nos parece importante volverlo a colocar en el horizonte, porque esto es lo que queremos hacer, revolucionar lo existente. Pero nos parece importante ir desarrollando entre todos estas ideas.

Nuestra revolución debe ser necesariamente epocal, es decir debe partir de esta realidad, de esta confusión, de esta invasión de ideas, de esta economía desvastada. Partir de esta época. Una revolución no puede ser nostálgica ni tampoco anticipatoria. No podemos seguir pensando lo que ocurrió en la Revolución Rusa o en la Revolución Cubana o en la década del ´70. Esto pasó y no es posible reconstruirlo desde este hoy.

Si debemos tener conocimiento y memoria de lo pasado, para saber porque ganamos y sobre todo porque perdimos. En esto hay que formarse. Y decíamos que tampoco puede ser anticipatoria al estilo vanguardista que determina a priori donde empieza la revolución y como continúa. En ambos casos, el DOGMATISMO es sin duda nuestro enemigo principal e interno. Quizás por esto los partidos políticos de izquierda no logren estar cerca de la gente. O van adelante solos o intentan apropiarse de cuanta cuestión se mueva.

Lo apasionante es que la palabra Revolución se pronuncie y se sienta “en colectivo”, que anuncie encuentros y no desencuentros, que no sea decidida por nadie en particular, sino que se articule a partir de un consenso diferente, que surja en el momento preciso. Para eso hay que trabajar denodadamente.

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