Una de las principales características de la
trashumante, y quizás la más importante para nosotros, es la forma en que
decidimos las cosas y como llevamos adelante los proyectos y
actividades.
Todas las decisiones las tomamos de la manera
más colectiva posible. Y esto, que ya de por si no es tarea fácil, se nos torna
un gran desafío ya que los grupos que integramos la Trashumante son varios,
diversos y residen en diferentes partes de nuestro país (más algunos grupos
amigos de Chile y España
Cada grupo, además de trabajar en su espacio
local, aporta discutiendo sobre las decisiones de nuestros proyectos nacionales
y, en algunos casos, haciendo aportes concretos a los mismos, haciéndose cargo
de actividades, de coordinar algunos proyectos y la red. Luego en cada actividad
tratamos de participar todos o por lo menos tratamos que cada grupo este
representado. Veamos como...
Cada fin de año se realiza un ENCUENTRO NACIONAL
en donde participan la mayoría de los trashumantes, pero también compañeros de
otras organizaciones y personas que se interesan y/o trabajan en el campo de la
educación, el arte y la comunicación popular. Las temáticas y metodologías son
acordadas previamente y responden a las problemáticas que consideramos son
esenciales para seguir creciendo, ya que son discusiones que aportan nuevos
aprendizajes en la construcción y organización popular.
El último día, de los tres que duran los
encuentros, nos juntamos los trashumantes solamente y, además de evaluar lo
hecho hasta el momento, delineamos en general como queremos seguir el año
siguiente.
En marzo nos juntamos en MINI RED, que es el
espacio donde una vez por año nos juntamos sólo los trashumantes (por lo menos
un representante de cada grupo) y donde le damos forma concreta a cada actividad
para ese año. Allí los distintos grupos asumimos tareas y responsabilidades para
ese año. Elegimos al grupo coordinador de la Red (que cada año rota= No
funcionamos como asambleas, en la trashumante no votamos. Llegamos a acuerdos
generales y si no logramos alcanzarlos los dejamos en evidencia y abiertos para
una próxima reunión o consulta grupal. Cada representante que va lleva las
discusiones y acuerdos de su grupo. Esa es la clave: un ida y vuelta de los
grupos a la red y de la red a los grupos.
Enredados
La concepción de trabajar en redes, fue
fundamental. Si bien este concepto fue “usado” por el sistema y vaciado de su
contenido conceptual original, en muchos de nosotros existió con las
características con que surgió originalmente. Recordamos, que después del paso
de las dictaduras por América Latina, el tejido social quedó destruido, como tan
bien relata Víctor Heredia en su canción “Informe de situación”. Una red es
justamente la posibilidad de estar juntos todos aquellos que pensamos que se
puede construir otro país, con una lógica de construcción en nuestras cabezas y
una pasión en nuestros corazones que nos identifica. Construir una red es un
problema ideológico y también metodológico. Una cosa es formular la idea y otra
llevarla a la práctica, por ejemplo el concepto de horizontalidad, que hoy está
tan de moda. Nosotros acordamos plenamente con el mismo, pero el tema es cómo
efectivamente ponerlo en práctica. Para que esto ocurra, “alguien” tiene que
correrse del centro y “otros” tienen que ocupar los espacios. Por eso es que
desechamos la tradicional concepción de liderazgos y preferimos hablar de
“referentes”. En alguna medida todos somos referentes de todos. No puede
obviarse que hay personas que por edad y experiencias adquieren un perfil de
referentes fuertes. Justamente aquí está la concepción político pedagógica que
facilite la construcción de la horizontalidad. Ya desde el año 1997, la
reflexión que veníamos desarrollando sobre los contextos y nuestras prácticas,
nos llevó a ciertas y determinadas intuiciones, algunas de las cuales fuimos
reafirmando y otras desechando. Podríamos sintetizarlas en las
siguientes:
La necesidad de pensar la realidad y propuestas
transformadoras desde un nuevo paradigma. A fin de especificarlo nosotros nos
ubicamos ideológicamente dentro de lo que serían las teorías críticas
propositivas o emergentes latinoamericanas, que entre otros tienen basamento
teórico en Gramsci y Paulo Freire. No nos parece que tal como han quedado las
sociedades latinoamericanas después del paso del modelo neoliberal se pueda
pensar con la misma lógica, propuestas y consignas de épocas anteriores.
Justamente para que el paradigma nuevo saliera del posibilismo reinante, era
necesario empezar a pensar desde lo imposible. Lo imposible solo se convierte en
posible si se piensa en primer lugar desde nuevas prácticas, renovadas ideas,
cambios actitudinales al interior de personas, grupos y movimientos y sobre todo
teniendo en cuenta que cualquier transformación en esta época, debe ser
imprescindiblemente constructiva. La crisis de representatividad que es un
fenómeno que se viene gestando en la Argentina desde hace al menos una década,
el descreimiento en todo lo que sea institucional, en casi todos los discursos y
propuestas sistémicas, fue el signo característico de esta época. Percibirlo
tiene que ver con valores y con la búsqueda de una íntima coherencia entre la
palabra que pronunciamos y el gesto que expresamos.
Por todo esto es que nuestra propuesta no
contempla cambios culturales, sociales y/o políticos, dentro de la actual
sociedad, sino que apuesta al surgimiento de una nueva, en la impresión de que
la crisis del paradigma viejo comienza a ser evidente. También por esto
preferimos no anteponer la palabra “socialismo” a esta nueva construcción. Si
bien es obvio que esta propuesta se referencia mucho más en las ideas
socialistas que en una filosofía liberal, una mínima coherencia nos lleva a
pensar que el nombre y los contenidos nuevos, deberán ser definidos entre todos.
Tiene sus riesgos y somos conscientes de ello. Implica pensar la ciencia, los
hechos, nuestra profesión y nuestras propias vidas, desde otro lugar. Por eso la
proyección de acciones tiene que ser necesariamente diferente. Y la búsqueda
también. Aunque las condiciones estructurales indiquen una realidad adversa, la
construcción desde los sueños a los que no renunciamos, desde las utopías,
cobran nuevo sentido. Un “nosotros” diferente. Un sol propio y
colectivo.
De esta historia, nace el Proyecto Universidad
Trashumante.
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